La trama de “La monja” se centra en una abadía, en Rumania, donde una monja se suicida ahorcándose en 1952.

A través del Vaticano, un cura y una novicia serán enviados para investigar las razones del oscuro hecho. Allí se encontrarán con un joven poco miedoso conocido por los lugareños como “el franchute”, un franco-canadiense, quien los guiará hasta lo que parece ser el fin del mundo.

La abadía está rodeada de un frondoso y extenso bosque y son horas de carreta hasta el pueblo más cercano. Pero una presencia demoníaca y un terrible secreto acechan el lugar.

Presencias, apariciones, pesadillas y alucinaciones son parte de esta horrorosa tercera entrega de los creadores de “El Conjuro”. El film está bien llevado y atrapa aunque la historia se enzarce con la época de los Cruzados y los elementos fantasiosos de la cristiandad. A esto se le suma el hecho de que, como que la trama que transcurre en Rumania, los pueblerinos y “el franchute” hablan solamente un perfecto inglés, así como también las monjas de la abadía.

Gajes del oficio norteamericano aparte, las actuaciones son sobrias: ese gran actor que es Demián Bichir se esfuerza junto con el novato director, en hacer parecer a su personaje lo más posible al cura de “El Exorcista”. La joven Taissa Farmiga –un calco a la cara de su madre Vera quien protagonizó las anteriores entregas- cumple, mientras que la cuota humorística recae en Jonas Bloquet como el muchacho francés.

La música y la fotografía se esmeran dando un buen resultado a todo el producto. Aplauso aparte para los guionistas quienes, con una extraordinaria vuelta de tuerca, logran unificar, dar sentido y continuidad a la saga de forma irreprochable.

“La monja”

Dirección: Corin Hardy.

Protagonistas: Demián Bichir, Taissa Farmiga, Jonas Bloquet.

Duración: 96 minutos.

Juan Pablo Rousseaux | @jeanpaulcine