El film transcurre en un pueblo de la provincia de Mendoza, donde ocurren unos terribles
asesinatos. Las víctimas son mujeres que son abusadas y decapitadas, siendo ésta la firma del
asesino serial. Hay un sospechoso y el oficial Cruz, quien mantiene una relación con la esposa de aquél, será el encargado de apresarlo y encerrarlo.
Pero el detenido confiesa oír voces y que un monstruo es el responsable de los crímenes. Sin embargo, cada vez que aparece un cadáver él se encuentra en las proximidades, así también con los policías.
Increíble film, sumamente climático, que juega con el suspenso, lo policial, lo dramático y el terror con toques de gore, que puede resultar impresionable para el público sensible.
Alejandro Fadel dirige con maestría esta historia escrita por él, apoyado en un excelente equipo de producción, a los que se suman la excelsa labor técnica en la fotografía y el sonido, así como también en el montaje y la música, aunque ésta tenga varios ribetes melódicos de Angelo Badalamenti en “Twin Peaks”. Y es justamente de esta serie creada por David Lynch, de donde surgen ideas como ubicar la acción en un pueblito en medio de las montañas, personajes alocados, diálogos risibles y situaciones que salen fuera de lo común.
El tema está en que este film es una metáfora freudiana que, obviamente, tiene que ver con el
sexo, los peligros del sexo al ser negado, la violencia que se desata hasta llegar al crimen pasional o al crimen como polución.
“Muere, Monstruo, Muere” es de una originalidad pocas veces vista que ennoblece a la
cinematografía nacional.
País: Argentina
Dirección: Alejandro Fadel
Protagonistas: Esteban Bigliardi, Francisco Carrasco, Tania Casciani.
Duración: 109 minutos
JUAN PABLO ROUSSEAUX | @jeanpaulcine